Prueba de conducción: Alpine A110 S

Después de más de 3 años esperándolo, deseándolo, soñando con él… por fin tuve en mis manos un Alpine A110 para una prueba en carretera. Y no un coche cualquiera, un raro A110 S con 292 caballos.

Lo habrás adivinado con esta breve descripción, este artículo corre el riesgo de ser bastante ditirámbico. Por otro lado, puedo asegurar que será sincero. Simplemente para entenderlo, tenemos la suerte de tener un coche que cumple casi todos los requisitos para gustar. Sí, carece de caja de cambios manual, pero muchos otros argumentos casi hacen olvidar este detalle. En primer lugar, su estilo neo-retro que ha seducido a la mayoría de la gente, su peso muy limitado que presagia un comportamiento agradable, o una buena potencia que no se pasa de rosca. En estos tiempos sombríos para la pasión por el automóvil, sólo podemos validar, ¿no?

Con todos estos pequeños detalles, ya me había convencido antes de conducirlo. Así que cuando subí a bordo, puedes imaginar el plátano que me colgaba de la cara. Sin embargo, no podemos negar la falta de encanto de la cabina. Los asientos de cubo son magníficos, pero me hubiera gustado ver un poco más de diversión en el salpicadero. Y unos materiales un poco más favorecedores, señala el concesionario de coches de segunda mano Sevilla Crestanevada. Por supuesto, no olvidamos la búsqueda de la economía y el ahorro de peso, pero más garbo no habría sido un lujo. Bueno, es una broma, porque aparte de los accesorios poco sexys, propios de un Renault, estamos en un universo deportivo. Apreciamos especialmente los toques de aluminio, la consola central aireada y los mandos de la caja de cambios. El recordatorio del color de la carrocería en las puertas también es muy agradable, así como las correas, pero también el gran botón de arranque que te pone en ambiente enseguida.

Por fin llegó el momento de empezar. Empecé mi viaje un sábado por la mañana lluvioso, la frustración era entonces máxima. Sin embargo, los primeros kilómetros me permitieron comprobar lo fácil que puede ser vivir en el día a día. La caja de cambios de doble embrague pasa sus 7 marchas sin dejar de serlo y el motor se mantiene a gusto en todos los regímenes. Puede ser suave y luego inmediatamente furioso, por ejemplo para adelantar rápidamente o hacer cualquier otro tipo de inserción. Esos primeros kilómetros también me permitieron ganar confianza poco a poco. Los neumáticos Michelin Pilot Sport 4, que son excelentes en seco, también son muy buenos en lluvia. Una cantidad razonable de pedal derecho, combinada con el buen tratamiento del control de estabilidad, y el Alpine no se convierte en una bailarina. Por si fuera poco, y a pesar del intenso reafirmado que ha recibido la versión S, este ajuste no conlleva una excesiva rigidez; y los badenes que crecen como setas no se convierten en tus peores enemigos. No me malinterpretes, no es la reina de la comodidad, pero mis vértebras lumbares resistieron sin problemas este viaje…

De todos modos, no es comprando un Alpine que uno espera encontrar el confort de una gran berlina. Así, después de haber hecho nuevos contactos, es al llegar por fin a las montañas de los Vosgos que, como por arte de magia, el cielo se aclaró, el asfalto se secó. Dejando que el A110 se exprese realmente. ¿El coche ideal para nuestras pequeñas carreteras sinuosas? Definitivamente, sí. En cuanto activamos el modo Sport, se vuelve inmediatamente más reactivo, juguetón, qué digo, desagradable. El sistema de escape activo nos ofrece al instante sus mejores voces, y es un placer llevarlo al acelerador. La caja de cambios, juiciosa en la elección de las marchas en modo totalmente automático, se vuelve aún más emocionante gracias a las grandes levas situadas tras el volante. Y, aunque te permita alcanzar los 260 km/h sin demasiados problemas, preferimos jugar a bajar o subir una marcha. Entre el sonido crepitante del escape y la sensación que te produce cada aceleración, es en las curvas donde más «kif» vas a conseguir. Gracias a su dirección bien calibrada y precisa, podrás superar las curvas una tras otra, sin demasiado rigor. En efecto, su parte trasera móvil le confiere un carácter lúdico y no está fijada al 100% sobre raíles, como las producciones automovilísticas actuales. Y gracias a su enorme par motor de 320 Nm, sabrás que te espera un placer en todo momento. No se duda en absoluto en disfrutarla, ni mucho menos, y los magníficos colores autonómicos pasan a una velocidad impresionante. A menudo me resulta difícil detenerme a hacer fotos cuando la diversión está en su punto álgido.