Un holandés consigue un Ferrari Daytona SP3

Los Países Bajos se han hecho con un nuevo Ferrari Daytona SP3. Caliente.

Los Ferraris son codiciados de todos modos, pero los Ferraris especiales están hechos de puro inalcanzable para la mayoría de los mortales. Esto se aplica a los ejemplares únicos, pero también a los coches fabricados en pequeñas series. Los Ferrari SP1, SP2 y SP3, por ejemplo. Aunque el proceso es turbio, para comprar uno hay que ser elegido por Ferrari. Poseer muchos Ferraris ya ayuda. No vender directamente Ferraris previamente especiales para obtener un beneficio rápido también. Visita motos de ocasión Sevilla.

 

A algunos este proceso les da un poco de miedo. Sin embargo, la magia de Ferrari es tal que la marca no sólo se sale con la suya, sino que prospera con ello. Se pueden encontrar muchos compradores dispuestos a seguir los caprichos de la marca con tal de poder comprar esos exóticos tan chulos. Y en sí, lo entendemos. Especialmente en el caso del Ferrari Daytona SP3.

 

Porque tío, tío, qué cosa más chula es. Motor central V12, atmosférico, sin electromecánica. Quizás se supone que un Ferrari debe tener un V12 en el morro. Pero si nos quitamos el sombrero purista por un momento, todo esto es bastante guay. Ferrari iba a vender 599 de ellos por dos millones de euros cada uno. Y uno de ellos ha acabado en manos de Bernhard Ten Brinke. Este entusiasta de los coches se ha hecho con una gran colección. Además del Daytona SP3, también tiene un Enzo, un Monza SP2, un F40, un Challenge Stradale, un 488 Pista y un Bugatti Chiron, entre otros.

 

En cuanto a las especificaciones, se eligió el amarillo con rayas negras. Por supuesto, eso siempre se puede hacer en un Ferrari. Aunque su servidor podría haber optado por el rojo oscuro de todos modos. O tal vez Vinaccia. De todos modos, su servidor no puede elegir y Bernhard sí, así que lo que todos pensemos de la elección del color oxidará los glúteos de Bernhard.

Le deseamos mucha diversión con su nueva adquisición. Y ojalá lo saque a la calle. Para que los amantes de la gasolina puedan disfrutar de este patrimonio industrial en ciernes y los ecologistas puedan estremecerse con el magnífico sonido del V12. Todos ganan, ¿no?